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Ser o No Ser (To Be or not to Be) (1942)

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Nota: 10

Dirección: Ernst Lubitsch

Guión: Edwin Justus Meyer

Reparto: Jack Benny, Carole Lombard, Robert Stack, Stanley Ridges, Sig Ruman

Fotografía: Rudolph Maté

EN POCAS PALABRAS (para los impacientes)

A día de hoy, sigue sorprendiéndome que artistas como Ernst Lubitsch o Charlie Chaplin tuvieran el atrevimiento de realizar obras como “Ser o No Ser” y “El Gran Dictador”, tan premonitorias en su momento, como arriesgadas por su temática. La película que nos ocupa pasa por ser una de las mejores comedias de la Historia del Cine. Los magníficos personajes, los diálogos de doble lectura, el ritmo impuesto por el director alemán y las situaciones surreales que se suceden ininterrumpidamente, forman un conjunto inigualable.

SI QUIEREN PROFUNDIZAR…

Argumento: Polonia acaba de ser ocupada por la Alemania Nazi y el Profesor Stiletski (Stanley Ridges) está a punto de dar al Coronel Ehrhardt (Sig Ruman) los nombres de los líderes de la Resistencia polaca. Para evitarlo, la Resistencia se pone en manos de una compañía de teatro, compuesta por dos grandes actores: Josef Tura (Jack Benny) y María Tura (Carole Lombard), que junto a sus compañeros, montarán un plan para evitar la traición del profesor.

En “Ser o no Ser” siempre están ocurriendo cosas; cuando aparecen sus títulos de crédito, uno acaba preguntándose cómo se puede contar tanto en tan poco tiempo; y es que cuando hay un buen director al mando, esto suele suceder. Al tratarse de una narración tan compleja, sería fácil perderse en ella, pero Ernst Lubitsch maneja como nadie los tempos adecuados para hacer comprender al espectador lo que está viendo en cada momento. Aún así, si otorgáramos todo el mérito de “Ser o No Ser” al director alemán, estaríamos obviando dos claves fundamentales que contribuyeron a su éxito: un magnífico guión, escrito por  Edwin Justus Meyer, y unos actores inspiradísimos, con Jack Benny y Carole Lombard a la cabeza.

El guión de Meyer hace gala de una inteligencia fuera de lo normal; en él, se suceden situaciones de una comicidad extrema, que pretenden ridiculizar un régimen que estaba destrozando Europa. Las líneas de diálogo son de lo más atrevidas, dando lugar a dobles lecturas, solamente posibles a través de escurridizas insinuaciones anti-censura. La utilización de la compañía de teatro ofrece un sinfín de posibilidades al argumento, desembocando en secuencias sumamente ingeniosas; un claro ejemplo es la protagonizada por Josef Tura, quien engaña en primera instancia al Profesor Stiletski, haciéndose pasar por el Coronel Ehrhardt, y posteriormente al propio Coronel, poniéndose en la piel del Profesor. Es mítica la primera de ellas, en la que Lubitsch utiliza su famosa técnica de repetir un broma varias veces, para acabar rematándola al final de la secuencia: “¿Así que me llaman Campo de Concentración Ehrhardt?”

El éxito de las mismas, sería inimaginable sin un magnífico reparto, en el que destacan por encima de todos Carole Lombard y el camaleónico Jack Benny, que realiza una exhibición de lo que debe ser un actor cómico; sus interpretaciones de Hamlet en el momento de iniciar las líneas de Ser o no Ser, combinadas con su su enojo al ver que un joven se levanta en mitad de la función, son realmente desternillantes. Igualmente logradas están las secuencias que aluden a las supuestas infidelidades de Maria Tura; se muestran de tal manera que, tanto Josef como el espectador momentáneamente las olvida, gracias a la pericia interpretativa de Lombard. En esta ocasión, el talento de la actriz francesa sirve para que el maestro Lubtisch pueda coronar su obra más ambiciosa con un sketch que lleva preparando desde el principio de la película.

En definitiva, estamos ante una comedia irrepetible. Solamente Lubitsch sería capaz de hacer una película sobre la ocupación nazi de Polonia y provocar mas risas que terror. A través de una compañía de teatro, sus protagonistas vencieron a la Gestapo; a través del cine, Lubtisch contribuyó a derrotar al Régimen Nazi minando su moral. De hecho, después de ver esta cinta, Goebbels salió enfurecido de la sala de proyección y se retiró inmediatamente a su despacho en el Ministerio de Propaganda.

Carlos Fernández Castro



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